jueves, 4 de noviembre de 2010

Las fantasías sexuales




Aquí tenéis el texto que menciono en el vídeo:

Cornellà de Llobregat, estamos dando un paseo por Can Mercader, un parque bastante grande y conocido por el cual circulan unos trenecitos para niños. Vemos patos en un par de lagos artificiales que hay situados en un faldón de la pequeña cuesta donde está situado el parque. Las flores vuelven la visión colorista, destacan los tonos amarillos y rosáceos por encima del verde del césped. Nos echamos en un pequeño llano soleado, charlamos sobre la llegada de la primavera y lo lejos que quedan las fiestas navideñas. Recordamos la cena en aquel restaurante, frente a la chimenea, las dos copas de vino y los manteles blancos, impolutos. Todo va de maravilla. Parece que fue ayer cuando nos conocimos, y de aquello hace ya siete años. La espera fue dura pero valió la pena. Vaya si la valió.

Pasan los minutos, las horas. El sol se oculta tras la arboleda que queda a nuestra diestra, volviendo el cielo de un color rojizo. "Es tarde" - te digo - "Volvamos a casa". Me levanto y te tiendo la mano, en un ademán de complicidad. Sigues mis pasos de vuelta al camino, y ascendemos por la cuesta que lleva a mi casa. No puedo dejar de pensar en lo difícil que se había vuelto todo. Tus resultados académicos siempre habían rozado la excelencia, pero el nuevo plan de ley educativa solo retrasó lo que era inevitable. Después de años esperándolo, allí estabas, a mi lado. No podía creerlo.

Ya en la puerta de casa deslizo mi mano por el bolsillo trasero de mi pantalón tejano, alcanzando las llaves. Cuando consigo abrir la puerta solo un pensamiento cruza mi mente - "Es el momento". En a penas una décima de segundo me giro y mis labios chocan con los tuyos, como una locomotora sin control. Te agarro fuerte y doy un paso atrás, entrando en casa. Coloco mi mano izquierda suavemente detrás de tu nuca, mientras con la derecha acompaño la puerta hasta cerrarla. "Por fin solos" - pienso. Llevo mi mano libre a tu cintura, y te arrastro sin mucho esfuerzo hasta la pared del recibidor. "Probablemente no sea el mejor sitio, pero no puedo esperar más". Por un momento creo que los dos pensamos lo mismo.

Mis manos se deslizan suavemente por tu cuerpo, acompañando tu forma, trazando curvas, rectas, senos y ángulos. Te agarro fuertemente del glúteo a la par que aumento la profundidad de mi beso. Oigo un leve sollozo de aprobación, quizá un gemido, no importa. Siento tus labios como si fueran los primeros que tocan los míos. Calientes, húmedos, vírgenes. Mis manos han reconocido ya el mapa de tu cuerpo y quieren más. Te quito la chaqueta de algodón con un sutil movimiento. Ahora alcanzo a tocar tu piel. Es sedosa y algo fría, sin duda sensible. Se te eriza el vello rubio de tus brazos al acariciarlos, noto como tiemblas por el frío, quizá por los nervios. Aparto mi boca de la tuya y susurro algo en tu oído. El temblor disminuye, te sientes mejor. Tu lóbulo es demasiado apetitoso para mi débil fortaleza mental, y sucumbo ante su llamada. Lo muerdo y lamo suavemente, quiero ir despacio. Quiero que sea especial. Tú respondes por primera vez a mis actos, llevando tu mano a mi trasero. Lo agarras como si fuera tu única esperanza ante una muerte segura. Eso me encanta y te lo hago saber con un pequeño mordisco en el cuello. A cada mordisco que doy tú aprietas mi culo. Llevas la otra mano a mi espalda, no quieres que me vaya. No ahora que estamos juntos. Todo se vuelve un juego de comunicación física. Yo muerdo, tú clavas tus uñas en mí. Cada vez más fuerte, cada vez con más ganas. Perdemos la poca humanidad que guardábamos y nos volvemos animales salvajes. Mi corazón late como nunca. Me siento vivo, nuevo. De un zarpazo te quito la camiseta y tú haces lo mismo con la mía. Nuestros cuerpos desnudos se tocan. Yo estoy caliente, tú fría. La sensación es indescriptible. Lamo suavemente tu cuerpo, desde el cuello hasta el pecho. Juego con tus pezones, los mordisqueo y lamo con picardía. Escucho una risa corta, levanto la vista y te veo sonreír.

Te beso de nuevo, como si lo echara de menos desde hace años. "Esto es perfecto" - pienso. Entonces tú tomas el protagonismo. No quieres ser la invitada, no te gusta ser un personaje secundario. Ese es tu día y quieres demostrártelo a ti misma. Llevas tus manos a mi pantalón, desabrochando el botón y la cremallera. Parece que los conozcas de toda la vida. Los bajas levemente, un palmo, no más, y metes la mano dentro. Está caliente, estás caliente. Llevas deseando esto desde hace años. Tu mano toca mi miembro y lo agarra con fuerza. Te mueves lentamente, de forma acompasada. Mis gemidos te guían en tu labor, despejan tus dudas y abren el camino. Pero quieres más y me lo pides al oído.

Te llevo de la mano a mi habitación. Te tumbo en la cama y me echo encima tuyo. Te quito el pantalón con cuidado y lo dejo a un lado. Ha llegado el momento más esperado.

Cojo aire, suspiro y lo hago. Me sientes dentro de ti por fin. Dejas salir un gemido entre dientes, suave, casi inaudible. El movimiento de mi cuerpo parece ir al son de una melodía lenta, quizá un vals. En tu cara esbozas una sonrisa y te dejas llevar por la música. Oscurece en la ventana. La tenue luz de la luna ilumina las calles. Nos dormimos abrazados para no perder el calor corporal.

Ha sido como un sueño, pero esta vez ha sido real. Abro los ojos un momento, te observo dormida. Estás preciosa con ese mechón de pelo en la cara, pero lo retiro en señal de cariño. Te miro de nuevo, beso tu frente y, cuando acerco mis labios a los tuyos, escucho de ti un susurro - "te quiero".

jueves, 28 de octubre de 2010

El renacer de La Habitación del Pánico

Bienvenidos de nuevo. Después de tanto tiempo y muchas telarañas limpiadas, este blog vuelve a tener vida. No quiero extenderme mucho, así que explicaré brevemente la línea que seguirá a partir de ahora y os dejaré con su primer contenido. Como muchos sabéis, recientemente he abierto un canal de Youtube que, a priori, debía seguir los pasos de este blog. Nada más lejos de la realidad.

No soy la misma persona de entonces, he cambiado. He cambiado demasiado, dicho sea de paso. Otro día entraremos a debatir si el cambio era necesario o no. Aquí tenéis el vídeo que más se acerca a la temática del blog. Espero que lo disfrutéis.